El poder de tus rodillas

Tarde o temprano, a todos nos llega el momento en que necesitamos ser auxiliados por Dios en medio del embate de las luchas que estamos atravesando. Y, generalmente, en esos momentos se nos olvidan esas mismas palabras de ánimo que le decíamos a otros cuando atravesaban el dolor. 

Les decíamos que Cristo es el único que tiene la respuesta y nosotros, ahora, nos precipitamos queriendo tomar el control en nuestras manos.

El verdadero secreto para salir victorioso de tu prueba está en la intimidad que tienes con Dios. 

Prácticamente tendríamos que vivir una vida de rodillas ante Él. 

Esto no quiere decir que estés orando arrodillado las veinticuatro horas del día; sino que en tus rodillas está la clave, porque en ellas hay poder. 

Cuando oramos y clamamos a Dios con fe, algo maravilloso sucede en nuestro interior. A través de tu oración, Dios por medio de su Espíritu Santo te va mostrando qué está bien y qué está mal. Es por eso que no podemos permitir que nuestras rodillas se debiliten. Aunque estemos quebrantados, tenemos que seguir peleando nuestras batallas. Y hay que hacerlo de rodillas.
Hay ocasiones en las que debemos guardar silencio, sin levantar tus manos. Es el momento de hacer nada. Simplemente, doblar tus rodillas y hablar con Dios en oración. Desafía tu montaña doblando tus rodillas y yendo en oración. Tu vida será bendecida y recibirás las fuerzas que necesitas para seguir luchando, viviendo y peleando tus batallas.